Por la razón o la fuerza


8/8/2007

Desde que tomé conciencia de la frase que acompaña al escudo nacional de Chile, por la razón o la fuerza, he hecho un esfuerzo serio y verdadero por entender, en el mejor de los sentidos que mi malicia indígena innata me permite, un mensaje tan violento e intolerante como ese.

Muchos amigos que han vivido en Chile me han tratado de explicar la realidad que llevó a los chilenos a poner esta joya en su escudo, pero aun así, me era imposible comprender el sentido y la oportunidad de tal declaración de principios.

Pero en estos días en que el grupo que favorece el TLC-EUCA nos ha saturado con mensajes escritos, radiados y televisados, en donde las ideas están de vacaciones y lo único que se cuela hasta mi cerebro son mensajes de miedo, de rencores de los 50’s resucitados, de visiones de futuro incoherentes y reiteraciones sobre argumentos que se han probado falsos, algo ha revoloteado en mi cabeza.

Lo cierto es que los recibo una y otra vez, sin cesar, como practicando aquella famosa ley que decía mentira que se dice tres veces será verdad. Y ahí fue donde comprendí con claridad meridiana aquello de por la razón o la fuerza.

Ya decía yo que el famoso Don Dinero tenía que andar por ahí, porque al final, de que me sirve a mi tener la razón si al final no tengo el dinero para hacérsela saber a los demás y ya no digamos el necesario para convencer a los demás de que mi razón es la correcta, eso si que sale caro.

Al final, la campaña del TLC demuestra que la razón no es lo importante si la fuerza está de tu lado, sobre todo si es la fuerza del dinero, capaz de comprar los medios necesarios para ejecutar un lavado de cerebro de gran envergadura, cuidadosamente coordinado y planificado, como solo Don Dinero sabe hacerlo.

No es el caso hacer una apología al dinero, porque no puede ser uno tan insensato para creer en la visión anarquista de un mundo sin dinero, al menos no en estos momentos y en estas latitudes, pero lo cierto es que la desproporción de medios y herramientas entre quienes apoyan y los que adversan al TLC es tan abismal que resulta ridículo que no se haya plasmado tal cual como una noticia más de los matutinos: Aplastante ofensiva mediática del SI, da cuenta de las raquíticas fuerzas del no, que ya no tienen aliento ni para pedir misericordia”, al menos unos cuantos miles de periódicos más se venderían ese día, estoy seguro.

Si de verdad el Tribunal Supremo de Elecciones cree en que el referéndum es una herramienta válida para la democracia, tendrá que hacer muchos cambios de última hora para garantizar un acceso equitativo a los mensajes a favor y en contra de la ley sometida al escrutinio público, porque sino ¿qué sentido tendría presentar a los votantes la posibilidad de decidir, si tal posibilidad está encadenada a las voluntades de quienes pueden pagar, dejando totalmente de lado la razón y dando paso a la fuerza?

Ojalá y el Tribunal, con sus buenos oficios, sea capaz de marcar su pauta en este desconcierto y con ello are las eras de la democracia de nuestra querida Costa Rica (y solo por aquello de los cabos sueltos, sigo esperando que la frase en el escudo chileno tenga una diferente explicación… lo espero de verdad).

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