Se nos fue Benedetti


Hoy, tras darse de golpes con la odiosa muerte, que desde hace años lo agarró por los pulmones, intentando ahogar la vida que este uruguayo insigne vivió al máximo, murio a los 88 años de edad visible (porque alguien de su talla tiene una vida inagotable que lo trasciende), el novelista, el ensayista, el editorialista, el escritor de teatro, el sublime poeta, pero sobre todo el ser humano extraordinario Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia.

Un hombre incansable en su intento de abrazar a los latinoamericanos, para traspasarlos con su terrible espada de la consciencia y permitir que esa herida abriera un espacio para la manifestación de una raza que siempre le quedó debiendo el abrir los ojos frente a su propia grandeza y hacerse con un puño con el mundo que nos pertenece.

Cuando Serrat se rindió a sus pies y nos regaló aquel inolvidable manojo de poemas cantados "El Sur también existe", hincó a todo el mundo al mismo tiempo, ante un poeta sensible, pero ante todo repleto de una visión de un mundo más justo y solidario, de un ser humano más consciente y compasivo y de una latinoamérica más segura de si misma, visión que se salía por sus venas de tinta cada vez que posaba su pluma sobre un papel.

Por su amor por los demás, se sumó a las filas de los movimientos populares de su país, buscando reivindicar al ser humano al que veía sufrir a diario. Por sus ideas tuvo que abandonar al Uruguay que tanto amaba y por sus ideas siempre ha sido criticado, incluso en nuestros días, por esos corazones estrechos, que no soportan que se les retrate abusando de los demás.

Hoy se nos fue Mario, pero también se mudó a vivir para siempre en nuestras mentes y en nuestros corazones. Para siempre Mario vivirá con nosotros, porque su honestidad y amor para describirnos, a sus prójimos, se ha escrito con letras de oro en el libro de la vida.

Adiós y bienvenido Mario, estás en tu casa (en las dos)

Allende
Mario Benedetti (Uruguay, 1920)

Para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que concretar todos los odios
y además los aviones y los tanques
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa
una armada una hueste una brigada
tuvieron que creer que era otro ejército
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios más tanques más rencores
más bombas más aviones más oprobios
porque el hombre de la paz era una fortaleza

para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse son el pueblo

Triunfo de la tolerancia

Debo admitir, de principio, que el gobierno actual no me mueve ni una partícula subatómica de buen ánimo, sin embargo, el pasado 25 de marzo se publicó en La Gaceta, un Decreto Ejecutivo (34399-S) que, debo reconocer, es un verdadero triunfo de la tolerancia y del respeto hacia las personas, y se convierte en una muestra más de la madurez que está adquiriendo la sociedad costarricense.

En ese decreto, se declara el 17 de mayo, como el Día Nacional contra la Homofobia.

La homofobia es la aversión obsesiva de una persona hacia otra, por el solo hecho de su orientación sexual.

La humanidad ha tenido que transitar un largo camino para sacudirse de los miedos que le produce a las personas, relacionarse entre sí. Larga también es la lista de diferencias que han sido castigadas a través de los años: el origen geográfico, el color de la piel, el sexo, el tamaño, la forma de pensar, la manifestación de su espiritualidad, los usos y costumbres, la cantidad de posesiones materiales… y ni para qué seguir, porque no acabaríamos nunca.

Lo lamentable es que a estas alturas, luego de tantos siglos de civilizaciones modernas, no hayamos proscrito esta lista y cualquiera similar a esta.

No es aceptable que hoy, en el año 2009, en la Costa Rica del siglo XXI, se discrimine a un ser humano porque nació mujer; porque su nacimiento sucedió al norte del Río San Juan; porque no profesa el cristianismo; porque decidió creer en el amor, sin condiciones; porque algo le hace diferente a los demás.

Al ser humano no se le puede poner valor, no somos objetos, no se nos puede disecar para determinar cuánto cuesta cada uno de nuestros componentes, porque nuestra verdadera esencia, esa que nos convierte en quienes somos, es invaluable. Valorar a un ser humano, es en si mismo un acto inhumano.

Medir a quienes me rodean en función de cuánto se parecen a mi o de las coincidencias intelectuales que nos unen, es convertir a la persona en un objeto al que puedo poner precio, del que puedo decir vale más que Fulano, porque es hombre, o es mejor que Sutano porque viene de buena familia. Estas desnaturalizaciones de la persona, nos rebajan y nos ultrajan a nosotros mismos, porque solo hablan de los enormes miedos que tenemos dentro.

Porque a fin de cuentas, la discriminación, no importa la razón o justificación que tenga en la superficie, en el fondo es solo la manifestación del miedo que nos da aceptar una diferencia, por el pavor que nos provoca compartirla. Los fuertes discriminan a los débiles, por el miedo que tienen de perder su fuerza y volverse como aquellos. Los que tienen poder económico discriminan a los desposeídos, por el miedo de perder sus posesiones y caer en la pobreza. El miedo es el resumen de toda discriminación.

No tenemos por qué fomentar el miedo en nosotros o en los ambientes en que nos desenvolvemos. Tenemos que hacer esfuerzos conscientes por revisar, no solo nuestros actos, sino nuestros pensamientos. Muchas veces nuestros miedos vienen heredados de nuestras familias o de los entornos en los que crecimos, los validamos de niños y nunca los revisamos, actuando de acuerdo a modelos mentales oxidados que incluso puede que no representen nuestra forma de pensar actual. Por eso el esfuerzo debe ser consciente, debe ser una revisión constante de lo que pensamos, de lo que decimos y de lo que hacemos.

Esta declaración del 17 de mayo como el Día Nacional contra la Homofobia, es una acción esperanzadora para quienes aun creemos que un mundo cada día mejor, es posible.