Triunfo de la tolerancia

Debo admitir, de principio, que el gobierno actual no me mueve ni una partícula subatómica de buen ánimo, sin embargo, el pasado 25 de marzo se publicó en La Gaceta, un Decreto Ejecutivo (34399-S) que, debo reconocer, es un verdadero triunfo de la tolerancia y del respeto hacia las personas, y se convierte en una muestra más de la madurez que está adquiriendo la sociedad costarricense.

En ese decreto, se declara el 17 de mayo, como el Día Nacional contra la Homofobia.

La homofobia es la aversión obsesiva de una persona hacia otra, por el solo hecho de su orientación sexual.

La humanidad ha tenido que transitar un largo camino para sacudirse de los miedos que le produce a las personas, relacionarse entre sí. Larga también es la lista de diferencias que han sido castigadas a través de los años: el origen geográfico, el color de la piel, el sexo, el tamaño, la forma de pensar, la manifestación de su espiritualidad, los usos y costumbres, la cantidad de posesiones materiales… y ni para qué seguir, porque no acabaríamos nunca.

Lo lamentable es que a estas alturas, luego de tantos siglos de civilizaciones modernas, no hayamos proscrito esta lista y cualquiera similar a esta.

No es aceptable que hoy, en el año 2009, en la Costa Rica del siglo XXI, se discrimine a un ser humano porque nació mujer; porque su nacimiento sucedió al norte del Río San Juan; porque no profesa el cristianismo; porque decidió creer en el amor, sin condiciones; porque algo le hace diferente a los demás.

Al ser humano no se le puede poner valor, no somos objetos, no se nos puede disecar para determinar cuánto cuesta cada uno de nuestros componentes, porque nuestra verdadera esencia, esa que nos convierte en quienes somos, es invaluable. Valorar a un ser humano, es en si mismo un acto inhumano.

Medir a quienes me rodean en función de cuánto se parecen a mi o de las coincidencias intelectuales que nos unen, es convertir a la persona en un objeto al que puedo poner precio, del que puedo decir vale más que Fulano, porque es hombre, o es mejor que Sutano porque viene de buena familia. Estas desnaturalizaciones de la persona, nos rebajan y nos ultrajan a nosotros mismos, porque solo hablan de los enormes miedos que tenemos dentro.

Porque a fin de cuentas, la discriminación, no importa la razón o justificación que tenga en la superficie, en el fondo es solo la manifestación del miedo que nos da aceptar una diferencia, por el pavor que nos provoca compartirla. Los fuertes discriminan a los débiles, por el miedo que tienen de perder su fuerza y volverse como aquellos. Los que tienen poder económico discriminan a los desposeídos, por el miedo de perder sus posesiones y caer en la pobreza. El miedo es el resumen de toda discriminación.

No tenemos por qué fomentar el miedo en nosotros o en los ambientes en que nos desenvolvemos. Tenemos que hacer esfuerzos conscientes por revisar, no solo nuestros actos, sino nuestros pensamientos. Muchas veces nuestros miedos vienen heredados de nuestras familias o de los entornos en los que crecimos, los validamos de niños y nunca los revisamos, actuando de acuerdo a modelos mentales oxidados que incluso puede que no representen nuestra forma de pensar actual. Por eso el esfuerzo debe ser consciente, debe ser una revisión constante de lo que pensamos, de lo que decimos y de lo que hacemos.

Esta declaración del 17 de mayo como el Día Nacional contra la Homofobia, es una acción esperanzadora para quienes aun creemos que un mundo cada día mejor, es posible.