El amor requiere esfuerzo

7/9/2007

Cuando metemos la pata, pero de verdad, hasta el fondo, que casi no es ni la pata lo que metimos, sino hasta la cabeza... esas ocasiones en que dices... desde el alma... ooups!!!!, no hay nada más fácil que echarle los clavos al prójimo más cercano.

Si, si, yo se que esto puede sonar a pura paja, pero precisamente ese sentimiento es solo un engaño del cerebro, para no aceptar su propia responsabilidad en los actos que cometemos.

El problema es que cuando con quien metemos la pata es con alguien a quien queremos mucho, pues lo más fácil es echarle los clavos a ese cristiano, al fin es el que más cerca se encuentra.

Pero uno no puede ir toda la vida untándose Vaselina para que le resbalen las responsabilidades, eso es en pocas palabras, aceptar que el destino controle tu vida, te haces esclavo de ataduras emocionales con quienes han recibido el peso de tus clavos y eso te hace cada vez más difícil el camino.

Y es que no hay como caminar liviano, sin pesos muertos, libre, y con la cara en alto viendo hacia el mañana, con los pies en el hoy y no en el ayer, que es donde son retenidos por nuestros asuntos inconclusos.

De vez en cuando, mientras el jefe se vuelve para otro lado a llamar a su esposa para pedirle perdón por no saludarla en la mañana y por casi atropellarla en la noche anterior, podríamos dedicarnos un tiempecito a detener las furiosas maquinas mentales y revisar nuestros actos. Practicar la honestidad con uno mismo no es tarea fácil, aunque lo parezca. Es de maestros decirse a uno mismo la verdad.

Pero tenemos que provocar en nosotros esa maestría, tenemos que practicar decirnos la verdad, primero por lo fácil, viéndonos al espejo y reconociendo quienes somos en realidad, dejando de tapar el reflejo que nos devuelve el espejo con la foto de quinceaños donde estábamos jóvenes y guapos (y en algunos casos delgados, con pelo, sin arrugas y sin canas). Aceptemos y amemos la imagen que ese espejo de la verdad nos devuelve, es nuestra imagen y no tenemos por qué estar avergonzados de ella.

Con la fuerza de la costumbre, al tiempo lograremos echar una mirada al saco ese que cargamos tras de nosotros, al que Jung con su sabiduría habitual bautizó como la sombra, para iluminar algunas de nuestras acciones y ponernos a nosotros mismos en el justo lugar en el que estuvimos y no borrarnos de la imagen como con el espejo, para victimizarnos o secillamente para desconocer nuestros actos, de esta forma iremos tomando las riendas de nuestra vida.

Talvez no nos alcance el tiempo, es un trabajo difícil, pero la ventaja es que como el tiempo es una ilusión y esto es un juego finito, dentro de la infinitez/finita de nuestra existencia, siempre tendremos otra oportunidad.

Y cuando nos sintamos cómodos con nuestras acciones, que no satisfechos, solo aceptando lo que hicimos, pues podremos enfrentar a los demás, y ofrecer las disculpas que sean necesarias, porque aunque eso no borra nuestras metidas de pata, si alivia nuestras cargas emocionales y nuestras cadenas con otros, es necesrio para todos, es sano para todos. Y con suerte hasta lograremos que ese prójimo al que le apretamos el pescuezo, nos perdone y vuelva a nuestras vidas, que nadie está ahí por casualidad.

Ay, y como he metido yo las patas... que ni les cuento, pero ya estoy haciendo lo propio, con cuidado y con buena letra, pero avanzando.

A todos los que me leen, no se guarden los clavos que yo les endilgue, devuélvanmelos, me los merezco. Eso nos ayudará a crecer a los dos.

Con U2 como testigo de excepción, decreto una vida próspera y feliz para todos los que lean este mensaje.

Y vean que este decreto es como la imagen de Sai Baba que echa azufre, bueno este mensaje es más decente y no echa cosas, solo prosperidad.

PURA VIDA MAES

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