28/8/2008

A veces es imprescindible que digamos que no.

Ese no que es tan mal visto, tan vilipendiado, tan despreciado por la corriente de optimismo irracional que ha invadido al mundo. Todos te dicen que debes ver la vida con positivismo y eso es sinónimo de decir que si a todo, de aceptar todo lo que llegue, de nunca decir que no, porque cuando uno se niega a algo, está siendo negativo y cerrado al cambio.

Esta estupidez le es inyectada en forma intravenosa a nuestros jóvenes, a quienes no solo se les instruye en el culto al Dios Dinero, sino a su papa en la tierra: el cambio. A ellos se les dice una y otra vez, ad nauseam, que lo único importante es el cambio y que el cambio tiene que aceptarse sí o si (nuevamente desaparecido el no del lenguaje.

No es de extrañar que en el pasado referendum fuese tan difícil para quienes apoyamos el NO en la contienda, convencer a la gente de que el no al TLC era lo mejor, porque no solo tocábamos sus creencias sobre materias de gobierno o de comercio, sino que nos enfrentábamos al omnipotente paradigma del NO = EL COCO.

Yo quiero decir hoy desde aquí, que decir que no está bien, uno no tiene por qué aceptar todo lo que llegue a nuestras vidas.

Hay situaciones que no nos convienen, gente que no deberíamos mantener cerca, enfermedades que tenemos que desterrar de nuestros cuerpos, y para ello necesitamos irremediablemente del NO.

Y para que vayamos entrando en calor, aquí va mi lista de NO's:

NO a la candidatura presidencial de Rafael Ángel Calderón, se habrá visto semejante desfachatez.
NO al nuevo programa radial del "padre" Minor, eso es solo volverle a dar el gancho para sacarle dinero a la gente más vulnerable.
NO al sometimiento del dictador Arias al gobierno chino, cómo es posible que no podamos recibir al Dalai Lama.
NO al cáncer en mi cuerpo, ya suficiente se llevó como para que siga jodiendo.

Los invito a crear su propia lista de los no, es un excelente ejercicio.

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