Esperanza

3/10/2008

Tal vez el mayor engaño que nos reporta esta existencia es la esperanza...

Y antes de que acribillen diciéndome lo amargado que soy y otras cosillas menos agradables, mejor me explico.

Es evidente que la esperanza nos acompaña, desde que somos inconscientes a ella, hasta que la muerte nos libera de su mandato. Es talvez el hilo conductor de nuestras vidas.

Si no fuera por la esperanza, cuando abrimos nuestros ojos al hostil mundo que nos encuentra de frente al salir del acogedor vientre de nuestras madres, cerraríamos de nuevo los ojos y nos dejaríamos abrazar por la muerte... porque el cambio ha sido tan violento y tan absoluto, que solo la esperanza de que todo mejore puede ayudarnos a seguir adelante y animarnos a pegar gritos y a llorar...

Y una vez que nos envuelven en trapos duros que en nada se asemejan a aquel maravilloso líquido que nos permitía flotar en nuestras fantasías, sólo la esperanza de la voz de nuestra madre, de su calor y del sonido de su corazón, nos hace tomar valor para seguir adelante...

Solo por la esperanza superamos la separación de nuestros papás para ir a la escuela, la esperanza de que el dolor que sentimos en nuestras pancitas, pasará pronto y volveremos a verlos, tal y como nos lo prometieron.

Es la esperanza la que nos hace volver a preguntarle a una carajilla si quiere bailar con nosotros, luego de que la primera nos dijo que no podía porque estaba esperando a su amiga... y también la esperanza nos hace volver a estudiar cuando nos sacamos un cero en el exámen de francés...

Nos sigue guiando la esperanza a través de las decepciones que vamos teniendo, de los tropiezos, de los obstáculos, nos jala para que salgamos de los agujeros en que quedamos cuando tenemos pérdidas, y también es la que nos motiva a emprender acciones para alcanzar nuestros sueños, porque siempre esperamos que todo salga bien y nos procure un futuro mejor...

Pero siempre necesitamos esperar algo más, siempre está ahí la esperanza recordándonos que todo podría ser mejor si diéramos un paso más en nuestras vidas, si seguimos viviendo, si nos obligamos a ver hacia adelante.

La esperanza... qué pasaría si no la hubiésemos padecido... que pasaría si aquella vez que me caí de la bicicleta, me destornillé la rodilla y me rajé la cara en dos, no hubiera tenido a la esperanza impulsándome de nuevo a montarme en aquel vehículo monstruoso... quien sabe.

De verdad no lo se, parece que la esperanza se encarga de nublar esas imágenes para que no podamos ver nada más que lo mejor que puede pasar o lo mejor que pudo ser o lo mejor que será.

Espero que la esperanza tenga algo más al final del arco iris, de verdad lo espero.

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