Exprimiendo niños


25/5/2008

Mi sobrina tiene 8 años. Está en tercer grado y bueno, contrario a su tío vagabundo y desaplicado, ella tiene notas excelentes. Las ha tenido desde que ingresó a maternal hace muchos años. Y aunque mi hermana dice que mi forma de pensar se debe a mis propias dudas sobre el sistema educativo vigente, lo cierto es que el plan ejecutivo que ha cursado Arianna, durante sus tres años de escuela, es, por no decir menos, una porquería.

Un niño es un niño. Ante todo es un ser humano en desarrollo, que está experimentando el mundo a su alrededor en busca de respuestas. La escuela definitivamente no le da respuestas, le da datos, le da “verdades” le pide que memorice todo lo que está en los libros, ¿por qué?, pues claro, porque sí y nada más. Con eso lo único que se logra es que el niño abandone su principal labor en los primeros 12 o 14 años de vida: cuestionarse. Además prepara al futuro “individuo” (nótese como dejamos de ser seres humanos, para convertirnos en sujetos del sistema), para que en el futuro no cuestione lo que se le da de desayunar como verdad, se le da de almuerzo como moral y se le da como cena en su carácter de responsabilidad social.

Esta porquería de sistema educativo es todavía peor de lo que parece. Arianna tiene clases todos los días, de lunes a viernes, de 7:30 de la mañana a 3:00 de la tarde. Como su escuela queda en Belén y la radial Belén-Santa Ana sufre de parálisis severa, llega a la casa entre 4 y 4:30 de la tarde, para ponerse a hacer tareas, y a estudiar, porque si no tiene quices, son exámenes. Como a las 5 de la tarde llega mi hermana del trabajo, quien supervisa personalmente el estudio de mi sobrina, que cuando hay examenes se extiende por hooorraassss.

Eso no es otra cosa más que exprimir a un niño hasta sacarle su última gota de niño y así convertirlo en un autómata que se ubique adecuadamente en la sociedad como un ciudadano exitoso… vaya porquería… más de lo mismo.

Estamos envenenando a nuestros niños, y luego nos sorprendemos de la cantidad de víboras que tiene la sociedad: individualistas, caluculadores, egocéntricos, pedantes, odiosos productos de todo un sistema que solo fue ideado para dar este resultado. Los valores no existen, no importan. Qué le importa a los papás, ¿que sus hijos tengan valores y principios sólidos sobre los que construir su propia vida? Claro que no, solo les interesa que sus hijos saquen buenas notas en la escuela, se “porten bien” y se ubiquen en un lugar al menos aceptable en la estructura social que ya está ahí para recibirlo, como una pieza de rompecabezas, que no admite lados menos pulidos y no solo no los admite, los ataca ferozmente.

¿De que nos sirve tener un sistema educativo gratuito y obligatorio hasta el quinto año del colegio, si no estamos enseñando nada a nuestros niños y jóvenes? Màs bien lo que estamos haciendo es convirtièndolos en personalidades atrofiadas y dependientes, que al final llegan a convertirse en patologías que luego no nos gustan, no queremos ver violencia doméstica, ni homicidos, ni robos, ni delincuencia de ningún tipo, pero cuando tenemos la oportunidad de dar un cambio, lo desperdiciamos poniendo a nuestros niños a recitar libros que no tienen ningún valor real.

Nuestra educación tiene que cambiar, es urgente. Tenemos la capacidad instalada, no es la mejor, pero existe. Tenemos el personal dispuesto, solo requiere de pequeños ajustes paradigmáticos. Solo se requiere voluntad.

Hagamos el cambio posible. Conversemos sobre esto en nuestros grupos íntimos, con nuestras familias, con nuestros compañeros de trabajo, con los otros padres de familia en la escuela. Generemos un cambio de actitud, hagamos una masa crítica que nos permita dar el salto. Manos a la obra.

1 comentario:

Manolo Matos dijo...

Hermano, yo estoy aterrorizado con mi niño de 5 meses porque se la lucha que me espera con el sistema educativo. Imagínate lo preocupado que estoy que hasta le dije a mi esposa que iba a sacar la licencia de maestro para poder dar clases y al menos estar en la escuela para asegurarme que la enseñanza sea para desarrollar pensamiento crítico y no sólo la memorización. No tienes idea como comparto tu inquietud y preocupación.