No dejemos que nos roben la Caja


24/5/2008

Tengo años de venir diciéndole a cualquier cristiano que se deje, que tenemos que defender nuestra Seguridad Social, Universal y Gratuita. Desde que viví en México en el 2001 y pude presenciar lo que significa ceder el espacio de los sistemas solidarios de salud a las empresas privadas, cuyo objetivo claramente está divorciado de la salud y casado en segundas nupcias con el lucro, he aprendido a valorar el sistema de salud tico, con todo y sus filas de horas, sus empleados desposeídos totalmente de mística y compromiso y la bandada de zopilotes salvajes queriendo comerse la Institución a mordiscos para dejarla en los huesos.

Cuando vi como doscientas veces seguidas el documental de Michael Moore ‘Sicko’, no pude menos que conmoverme ante nuevas evidencias de lo que siempre temí, la apertura del negocio de los seguros de salud a manos privadas, es el inicio del fin de la salubridad pública; ver como uno ser humano tuvo que decidir – ante un evento que cercenó dos de sus dedos – cual dedo quería conservar, y no porque tuviera el mejor consejo médico para tomar la decisión, sino porque debía revisarse la billetera para ver hasta donde le alcanzaba… eso es inaudito.

En estos días, nos visitó don Hunter “Patch” Adams, un doctor lleno de amor y de solidaridad, sobre todo con los más desprotegidos entre los desprotegidos: los niños. La entrevista que concedió al programa “Buen Día” (pueden consultarla aquí: http://youtube.com/watch?v=EnmEqMXolyc), me volvió a revolver la cabeza y el corazón. No puedo dejar de pensar que estamos permitiendo que nuestra Salubridad Pública se vaya por el caño.

Y es que mucho más que guindarse de los slogans del TLC, lo cierto es que la destrucción de la Salud Pública que tenemos y que hemos disfrutado en los últimos cincuenta años, está llevándose a cabo, como ya sucedió en otros países, por la acción silenciosa pero efectiva de los políticos de turno que la administran con “las patas”, que se roban sus recursos (por las vías delictivas, por la falta de pago de cuotas privadas y del mismo gobierno o para “recetarle” bonos de hacienda), que no hacen nada para mejorar sus servicios y por el contrario, consienten que estos se deterioren como si fuera algo natural y esperable.

Nuestra obligación es exigir calidad del Servicio de Salud Público. Exigir que las características de universalidad y gratituidad se fortalezcan. Exigirnos a nosotros mismos a convertirnos en contralores de los servicios que recibimos y a denunciar cualquier desmejora en el servicio que nos prestan.

Rescatemos a la Caja Costarricense de Seguro Social. Confiemos en el Sistema de Seguridad Social Solidario que nos regalaron nuestros padres y abuelos. Utilicemos los servicios de salud públicos y hagamos nuestro trabajo.

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