Megalomanía criolla


Hace algunos meses me encontré en el Facebook el perfil del señor Gilberto Monge Pizarro, alcalde del Cantón de Mora, donde resido, y como la descripción del perfil reza "Sigamos construyendo el cantón que soñamos", pues asumí que estaba abierto para todos los habitantes del cantón y solicité que me incluyera como contacto.

Desde entonces he constatado que el señor Monge Pizarro no es más que otro político megalómano criollo, que cree que el mundo se mueve gracias a que ellos se despiertan y le dan el visto bueno al planeta para que siga rotando. El asunto no me agradó, pero de estos especímenes está plagada nuestra flora política tica, así que apliqué la tolerancia y no me involucré.

El 4 de junio anterior, varios medios de comunicación dieron cuenta del allanamiento, por parte del Organismo de Investigación Judicial, de la Municipalidad de Mora y de las Oficinas de la Asociación Administradora del Acueducto de Guayabo de Mora, añadiendo que se arrestó a dos funcionarios de dicha asociación y se pretendía arrestar también al señor Mora Pizarro, pero no pudo ejecutarse la acción, porque se encontraba fuera del país.

A su regreso al país, el señor alcalde publicó un comunicado de prensa en el que desmiente las acusaciones en su contra y promete aclarar lo sucedido. El 8 de junio el tribunal competente le suspendió del cargo como medida cautelar, y el intrépido señor Monge Pizarro publicó en su muro del Facebook que se está defendiendo y que igual el próximo 5 de diciembre volverá a presentarse para el puesto de alcalde. Yo me sentí indignado. Un servidor público tiene como primera obligación hacia la ciudadanía, la probidad. Un aspirante a servidor público que no es capaz de demostrar esa probidad, por tener una causa pendiente, no debe proponerse a un puesto de elección, no solo por un asunto de principios y de responsabilidad ética, sino porque es un irrespeto hacia el electorado, pedirle que confíe en él, solo por quien es. Ningún elector debe verse ante la disyuntiva de votar por alguien por "fe", el voto debe ejercerse ante la libertad que brinda el conocimiento de los atestados y antecedentes del postulante. Así se lo hice ver y fui objeto de los ataques del señor Mora Pizarro (quien incluso dudó de mi "hidalguía") y de su club de fans.

En los últimos días, nuestro cantón ha vivido una campaña de apoyo al señor alcalde, sin parangón. Volantes y calcomanías nos invitan a apoyar al alcalde ante las patrañas que se montan en su contra. Uno de los volantes propone incluso preparar un documento con la firma de los habitantes del cantón, pidiéndole al Tribunal eliminar la suspensión del puesto del señor Monge Pizarro, por ser un acto injusto ante una denuncia calumniosa. Para infortunio de mi pobre estómago, la campaña ha sido retocada con las consabidas frases bíblicas, los llamados a la oración para que se haga justicia por el alcalde y la distribución de panfletos a la salida de la Iglesia. Aunque respeto la fe que cada uno pueda profesar, este tipo de acciones solo tienden a confundir a la gente, a hacerle creer que Dios mismo está del lado del pobre ofendido y que la justicia terrenal es solo un ajiaco desabrido que no se compara en absoluto a la justicia divina y por lo tanto se le resta toda la seriedad al tema. Así ni se aclara lo que pasa, ni se respeta el proceso judicial, sino que se obtiene una absolución divina que está por sobre cualquier otra acción de los simples mortales.

Todo este teatro colmó mi paciencia cuando este lunes manifestó en su muro que la situación que vivía era igual al Golpe Militar de Honduras, ya que la suspensión de su trabajo en la Alcaldía era un desconocimiento de la voluntad popular que lo puso en el puesto. Ante tal aberración y tan absoluta falta de dimensión de la realidad, no pude menos que indicarle que era totalmente incomparable una cosa con otra y que el irrespeto a la Justicia Costarricense era intolerable de alguien que supuestamente jura acatar y hacer cumplir la Ley. Obviamente el señor Monge Pizarro se molestó, y sus fans hicieron otro tanto, indicándome que como no me han visto en los bingos de la comunidad, dudan que habite el cantón y por lo tanto mis opiniones carecen de validez... hoy corroboré que el señor alcalde me eliminó de sus contactos y de paso eliminó el desastroso comentario sobre el golpe...

Pero como la memoria es lo único que puede salvarnos de seguir cometiendo los mismos errores y ante la inminente amenaza del señor Monge Pizarro de postularse nuevamente al puesto de alcalde, no he podido menos que dejar constancia de lo sucedido y pedir encarecidamente, a todos los habitantes del cantón, que traten de hacer una lectura objetiva de este tema, darle seguimiento a lo que suceda y no dejarse llevar por la odiosa costumbre del "pobrecito".

Espero que la probidad sea nuevamente un emblema en los servidores que administren nuestro cantón.

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